Paradoja moderna.

El otro día me encontraba con los buenos muchachos disfrutando de un agradable y frío paseo por las calles de Viña, y cuando estabamos prontos a volver a la casa, nos encontramos con que los pacos andaban de manso carrete en la propia comisaría (que es terrible grande, debe tener su salón loco y esas cosas) métale perreo, hasta que choque el hueso y las lumas. En nuestro afán de filosofar acerca de la vida y de situaciones al extremo idiotas, no pudimos evitar el siguiente planteamiento:

Si haces un carrete en tu casa y tienes la música a todo chancho, los vecinos pueden molestarse. Si los vecinos se molestan, pueden llamar a carabineros. Si viene carabineros, te pueden pasar un parte, matarte la fiesta, y quizás hacer un show más o menos para lograr aquellos objetivos.

¡De inmediato salta la duda!

¿Y a quién llamai' si los pacos tienen la cagá?

¡Obvio po! ¡A los milicos! ¿A quién más?
Está claro, si los pacos tienen el reggaeton a más no dar, están super locos dando el jugo y pasandola a toda raja, y no te dejan estudiar, o dormir, o filosofar en paz, no queda otra que llamar a la fuerza militar.
Dentro de nuestro aceptado supuesto, imaginense el siguiente dialogo:

Dindon! (suena el timbre de la comisaría)
Milico: Disculpe, querido compatriota defensor del más débil, pero los vecinos están molestos pues su fiesta se ha salido de todo límite.
Don carabinero: Ehh, si, eeeeste... si, disculpe, ya vamos a bajarle a la música, no se preocupe.
Milico: Lamentablemente es la segunda advertencia que le damos, así que debe detener la fiesta inmediatamente. Ya que ustedes proceden a pasar una multa en esta clase de situación, nosotros procederemos a matar a todos los presentes...

¡Listo! ¿No tiene todo el sentido del mundo?

Pantruco