Wednesday, October 03, 2007

No se me ocurre un título.

La semana pasada falleció la abuelita del Rafa, un amigo de acá de Santiago. Fui al velorio con el Gaspar (él se quedó más rato que yo... se le notaba que quería a la señora, hablaba prácticamente de su abuelita) y los acompañé un buen rato. Hace mucho que no estaba en un oficio de estos, así que pude interpretar cosas de forma distinta. Algo que me llamó la atención sobremanera, quizás sea el único al que le pasa esto, pero fue notable* en todo momento. Por ese día anduve en un paréntesis, como que todo andaba más lento, o como que se abriera el paso mientras caminas, como que no estas en el trajín cotidiano y el mundo anda como avanzando por cuadros ("frame by frame":P). Ahora me pregunto cuántas veces habré pasado así por la vida, como en banda, como sin vivir el instante en la tierra y pasarlo en la cabeza. Lo otro es la experiencia de la pérdida: yo no lloro para los funerales, no me nace, lloro en otras ocasiones, onda después, pero más complejo que cualquier ataud abierto o funeral masivo, es ver una pieza vacía, o no tener ese momento especial con la persona que falta, ese vacío tan grande que se te forma, y lo digo porque ya se me murió mi tata Juan, que era de primera linea... un caballero de tomo y lomo. Ya van 8 años eso sí, pero uno nunca deja de extrañar, de dedicar triunfos, de mencionar en los recuerdos y las historias, de aparecer con sus frases como "ropa de combate" o terminar las frases con un "pos hombre", incluso decirle a mi papá que es "el niño Lotín"... en fin, a lo que iba, es que al final de las cosas, él nunca se fue, sigue conmigo en mis aventuras, en palabras como "hígalo" (porque nunca pude pronunciar "hígado" cuando me enseñó el cuerpo humano con su atlas), o en que me pregunten si me acuerdo de una bandera X y que los sorprenda diciendo cosas como "Bangladesh" o "Qatar". El legado de mi tata sigue conmigo para todos lados.
Lo otro era esa parte incómoda: ¿qué decir? Porque evidentemente la persona está triste, está mal pu, si acaba de perder a alguien que quiere mucho, entonces un "¿estás bien?" es fácilmente contestable con una mirada "¬¬", también los "cómo estás" son análogos. Prefiero omitir el comentario imbécil y pasar por cualquier cosa, menos por desubicado (aunque muchas veces no me salve de esa aventura de ser desubicado), pero igual (no sé el resto, a mí sí) me gustaría decir algo, nada más algo que le enseñe a esa persona que nadie se va del todo, que siempre queda algo, pero sin sonar a discurso cliché de funeral.
Yo soy cristiano a mi manera, medio deista a veces, pero hay algo más tangible que una vida después de la muerte, hay un legado, algo que hará que cada vez que vea a una señora parada en la micro le ceda el asiento, algo que hace que recuerde banderas, algo que me hace añorar el té con leche condensada y el pan con queso calentado encima de la estufa, algo que me hace tener ganas de comprar de esas pastillas de calcio que eran grandotas, y ese algo me acompañará hasta mi propia muerte, y en ese instante, mi único deseo es que exista un legado para otros, algo que les diga a los que dejo que las cosas siguen, y que nunca nos iremos del todo.

Me despido con un abrazo especial para el Rafa, que quizás no leerá nunca este blog, pero que de todos modos merece que le abrace, porque a nadie le viene mal un abrazo de vez en cuando, cuando no hay mucho que decir.

A mis queridos blogueros compañeros de unweá: Los quiero, cabros. Métanse esa vaina en el cerebro.

Eso.


Hasta la prócsima postiá.





Jano.-
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* Por si acaso no sabían, "notable" no es necesariamente "bueno", sino que se refiere a una situación que se hace notar.

1 comment:

Pantrulo said...

Simplemente las palabras sobran.
Y tienes toda la razón. Si bien todos tenemos nuestra concepción de lo "que hay" después de la muerte, solo hay una parte que es común para todos: el recuerdo. ¿Como? Depende de cada uno.