Hoy es uno de esos días en los que me embarga la seriedad y el orgullo, queridos unweaistas, porque no soy puro webeo... noooo... hay más que eso en Jano. Hoy estoy acá para contar una de esas historias épicas que se van a repetir hasta cuando seamos viejos, en innumerables asados familiares y en cuanta ocasión podamos repetirla.
El sábado por la noche, cerca de las 12, mientras caminaba desde la casa de un amigo suyo, venía mi primo Sebastián caminando desde la casa de un amigo suyo. A menos de una cuadra de su casa se encontró con una pelea en la calle: Un tipo golpeaba en el piso a una tipa. Mi primo, que actuó como la persona correcta que es, se acercó para ayudar a la mujer. Sacó al tipo de encima, y éste se fue. Mientras ayudaba a la mujer a reincorporarse, se volteó para darse cuenta de que se le venía encima a golpearlo; trató de esquivar lo que pensó sería un combo en la cara que finalmente impactó en su hombro, y luego empujó al tipo, que alcanzó a impactarlo por segunda vez con un cuchillo en el costado izquierdo. En ese preciso momento se dio cuenta de que tenía 2 puñaladas, una en el hombro y la otra en la espalda, cargada para el costado izquierdo. Al darse cuenta se arroja contra el tipo, lo bota al suelo y comienza a golpearlo hasta que lo aturde mientras le repite "mira lo que hiciste! me apuñalaste weón!"... al cabo de un rato el tipo queda medio atontado, tiempo que utiliza mi primo para escapar a un local cercano, una botillería. Le pide ayuda al hombre que la atiende, éste le dice que se siente con calma, que llamará a los carabineros. En eso aparece el tipo que había atacado a mi primo y le grita al señor de la botillería "tío, échemelo pa acá que yo lo termino", y éste, mientras saca una pistola detrás del mostrador, le grita "tú ándate, el cabro se queda". En eso llegaron los carabineros, acompañaron a mi primo a buscar su carnet de identidad, y fueron a buscar al agresor a su casa. Lo curioso es que quien los atendió en éste lugar fue ni más ni menos que la mujer que mi primo defendió en la calle, que resultó ser la esposa del agresor. Luego de haber negado cualquier cosa (así es, nada pasó), carabineros procedió a sustraer al individuo del interior de la residencia. Al interior había grosero carrete, uno q otro caño, unas lineas en la mesa y harto copete. Luego los llevaron al SAPU que está en La Victoria, junto a la comisaría, y ahí los atendieron. Mi tío (igual de orgulloso que todos nosotros) comenta que el médico dijo algo que no se le va a olvidar: "qué bueno que todavía quedan hombres como tú, Sebastián!". Luego de eso, tomaron sus declaraciones y lo dejaron ir a la casa a descansar.
De ésta historia, rescato muchas cosas, pero quiero comentar 2. La primera es esa mujer, que está enferma... no puede ser que legitime la violencia en su contra de esa forma!... está bien, yo sé que no manejo toda la información y que quizás habría algo detrás, pero... no lo sé... cómo le respondes a una persona que, a pesar de no conocerte, es capaz de arriesgar su propia vida por tu bienestar?... pulgar abajo para ella.
Lo segundo es el heroismo demostrado por mi primo, que ahora está en su casa descansando, a él le digo que estoy más orgulloso que la cresta, que pasado el asunto respiramos tranquilos y nos ponemos alegres de que estés bien, y que no pasa un rato sin que sonriamos porque estás con nosotros. Las heridas pudieron haber sido mucho más graves, y estas sanarán... pero las marcas van a quedar, las marcas que te van a recordar eternamente que, por un momento, fuiste capaz de combatir la injusticia del mundo y que en ese mismo instante te consagraste como un heroe.
Eso de que "las cosas malas le pasan a la gente buena" no existe. Las cosas le pasan a la gente, pero hay actos que nos hacen lamentar más que las cosas pasen. Este mensaje es para todos aquellos que creen que el mundo no tiene vuelta: Todavía hay gente buena, gente dispuesta a luchar por lo que cree, gente que no tiene miedo. Búscala, está dispuesta a ayudarte sin pedir nada a cambio.
Se despide de todos, un particularmente orgulloso Jano.-
El sábado por la noche, cerca de las 12, mientras caminaba desde la casa de un amigo suyo, venía mi primo Sebastián caminando desde la casa de un amigo suyo. A menos de una cuadra de su casa se encontró con una pelea en la calle: Un tipo golpeaba en el piso a una tipa. Mi primo, que actuó como la persona correcta que es, se acercó para ayudar a la mujer. Sacó al tipo de encima, y éste se fue. Mientras ayudaba a la mujer a reincorporarse, se volteó para darse cuenta de que se le venía encima a golpearlo; trató de esquivar lo que pensó sería un combo en la cara que finalmente impactó en su hombro, y luego empujó al tipo, que alcanzó a impactarlo por segunda vez con un cuchillo en el costado izquierdo. En ese preciso momento se dio cuenta de que tenía 2 puñaladas, una en el hombro y la otra en la espalda, cargada para el costado izquierdo. Al darse cuenta se arroja contra el tipo, lo bota al suelo y comienza a golpearlo hasta que lo aturde mientras le repite "mira lo que hiciste! me apuñalaste weón!"... al cabo de un rato el tipo queda medio atontado, tiempo que utiliza mi primo para escapar a un local cercano, una botillería. Le pide ayuda al hombre que la atiende, éste le dice que se siente con calma, que llamará a los carabineros. En eso aparece el tipo que había atacado a mi primo y le grita al señor de la botillería "tío, échemelo pa acá que yo lo termino", y éste, mientras saca una pistola detrás del mostrador, le grita "tú ándate, el cabro se queda". En eso llegaron los carabineros, acompañaron a mi primo a buscar su carnet de identidad, y fueron a buscar al agresor a su casa. Lo curioso es que quien los atendió en éste lugar fue ni más ni menos que la mujer que mi primo defendió en la calle, que resultó ser la esposa del agresor. Luego de haber negado cualquier cosa (así es, nada pasó), carabineros procedió a sustraer al individuo del interior de la residencia. Al interior había grosero carrete, uno q otro caño, unas lineas en la mesa y harto copete. Luego los llevaron al SAPU que está en La Victoria, junto a la comisaría, y ahí los atendieron. Mi tío (igual de orgulloso que todos nosotros) comenta que el médico dijo algo que no se le va a olvidar: "qué bueno que todavía quedan hombres como tú, Sebastián!". Luego de eso, tomaron sus declaraciones y lo dejaron ir a la casa a descansar.
De ésta historia, rescato muchas cosas, pero quiero comentar 2. La primera es esa mujer, que está enferma... no puede ser que legitime la violencia en su contra de esa forma!... está bien, yo sé que no manejo toda la información y que quizás habría algo detrás, pero... no lo sé... cómo le respondes a una persona que, a pesar de no conocerte, es capaz de arriesgar su propia vida por tu bienestar?... pulgar abajo para ella.
Lo segundo es el heroismo demostrado por mi primo, que ahora está en su casa descansando, a él le digo que estoy más orgulloso que la cresta, que pasado el asunto respiramos tranquilos y nos ponemos alegres de que estés bien, y que no pasa un rato sin que sonriamos porque estás con nosotros. Las heridas pudieron haber sido mucho más graves, y estas sanarán... pero las marcas van a quedar, las marcas que te van a recordar eternamente que, por un momento, fuiste capaz de combatir la injusticia del mundo y que en ese mismo instante te consagraste como un heroe.
Eso de que "las cosas malas le pasan a la gente buena" no existe. Las cosas le pasan a la gente, pero hay actos que nos hacen lamentar más que las cosas pasen. Este mensaje es para todos aquellos que creen que el mundo no tiene vuelta: Todavía hay gente buena, gente dispuesta a luchar por lo que cree, gente que no tiene miedo. Búscala, está dispuesta a ayudarte sin pedir nada a cambio.
Se despide de todos, un particularmente orgulloso Jano.-